viernes, 7 de septiembre de 2007

Complementos

“Todas las generalizaciones son malas, inclusive esta”.
Bernard Shaw


“A toda acción corresponde una reacción igual en magnitud y dirección, pero de sentido opuesto”.
Sir Isaac Newton


El equilibrio, desde siempre, ha dado sentido a las contrapartes, puesto que nuestra óptica, y entiéndase por óptica a toda percepción sensorial, sólo nos aporta información por contraste.
La limitación a toda definición esta impuesta por la imposibilidad de transmitir un conocimiento sin hacer referencia a otro, la reciprocidad de los hechos hacen carentes de significado a definiciones de complementarios.
La inevitable relación íntima de los opuestos hace que los mismos se potencien mutuamente.
Sea tal vez la pareja perfecta, en esta compulsa, la que forman el amor y el odio. Su ligadura íntima permite y favorece al hecho de su proporcionalidad, haciendo referencia esta a inconmensurables aspectos.
Ambos son perfectos, y no es la ambición del ser erradicar al odio, pues sin este el amor se desvanecería.
Nótese que uno de estos no puede definirse como la ausencia del otro, pues por el contrario, la definición, y es más, la existencia de estos, depende de la supervivencia de ambos, y se avala aquí la relación proporcional, siendo esta de índole directa, ya que cuando se acrecienta uno, también lo hace el otro.
Y el privilegiado que ha conocido a la vida (y vive), que comprende y acepta la inexorabilidad de la muerte, por ser esta de carácter erradicable, formando una metáfora, un paralelismo perfecto, con el caso anterior, ya que, solo queda, como método único, para desmerecer, para desvalorizar a la muerte, enaltecer la vida.
Entiéndase entonces, que es de carácter trascendente, saber valorar el amor, es este, fuente única de razón.

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