martes, 4 de diciembre de 2007

Motivación

Antepóngase por sobre todas las cosas, lo que apasiona.
La grandilocuencia de los actos pasionales, envalentonados por el romanticismo saciaran la sed de su ser. Rebasará por sobre usted, cual torrente de agua de manantial, la felicidad de lo deseado.
No vive en uno, más que lo que uno desea.
Aún habiendo perdido la cordura, en su locura hallará el mundo que usted construye. Y será entonces, que en los estados de su mente, brotará la planta más verde. Y ésta sólo producirá hiel, si de su ser el amor se ha marchado. No responda entonces con desdén a quienes lo rodean, ame lo bueno como lo malo, y comprenda a todo momento, que nadie posee la verdad absoluta, ya que esta no existe. Y redunde en un tema, tanto como yo mismo y tal vez más, si es que este lo enorgullece. No hay fuente de autosatisfacción de mayor magnitud, que la que provee el acto consciente.

martes, 27 de noviembre de 2007

Comprensión II

Cuando la inundación llegó a sus rodillas, ya era demasiado tarde.
El agua había arrebatado vorazmente todo bien material, y había fomentado la decadencia moral. Todo lo construido, rápidamente se había perdido.
Las manos laboriosas del morador temblaban cruelmente, y sus ojos llenos de lágrimas completaban la escena del dolor.
No haría falta que usted lo conociese, el sufrimiento le invadiría el alma, por más que sea un completo extraño para su persona.
Particularmente, me colmó la desazón. No pude contener, al igual que él, las lagrimas.
Ese dolor extraño que es inexplicable, por más que sea un viejo conocido.
Ese dolor que se esconde lejos en el pecho, que altera la respiración y astilla los ojos, que produce ese temblor en sus extremidades y el sollozo agónico en su ser, la contractura de las rodillas, atoradas por el peso sobre sus espaldas.
La confusión nos abordó a todos por igual, ¿Por qué a él? Nadie lo sabe.
Los bienes son efímeros, y no era la pérdida de los mismos, la razón del malestar, era la indignación que producía ese marco deplorable, en ese ser puro.
Aún hoy, ya con el tiempo sobre mis hombros, sigo sintiendo el dolor latente.
Y nadie lo comprenderá como los que allí estuvimos ese trágico día, cuando el agua lavó la fe y la esperanza, cuando el agua nos despojo de la virtud de creer.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Conflicto

El conflicto que regía sus vidas se debatía en un lugar estrecho. La escasa amplitud de terreno bélico conllevaba implícitamente algunos condicionamientos. Los enemigos eran cercanos, es decir, el profundo conocimiento de sus estrategias era recíproco. Combatían día a día, ya habían perdido la noción del tiempo, tal vez ya habían pasado años, nunca se sabe. A pesar de poseer grandes cualidades, ambos se sentían aislados en el campo de batalla. Los abrumaba la situación, y a quién no. Pero sobresale algo de esto, este lucha encarnizada, prolongada en el tiempo hasta el olvido del comienzo del mismo, y sin esperanza de un fin, había aunado a los enemigos, a tal punto de que ya se hacía imposible discernir quién combatía por el bien, y quien lo hacía por el mal. Obviando la cuestión ética, moral y tal vez existencial de qué signifique esto. La convergencia en algunos conceptos era notoria. La brutal divergencia en otros, imposibilitaba el debate pacífico. Y en la eternidad del tiempo, estos enemigos se hicieron inmortales y tuvieron que convivir. Se autoproclamaron necesarios. Y todos los adoptamos como hijos huérfanos. Y en mi viven, como en todo ser racional. Y se los ha nombrado con el afán de identificarlos. Y en mi idioma no son más estos guerreros, que mi ego y mi pudor. Mi orgullo y mi vergüenza. Mi respeto y mi indiferencia. Mi pro y mi contra. Y en mi vivirán, hasta que conmigo mueran.

viernes, 7 de septiembre de 2007

Complementos

“Todas las generalizaciones son malas, inclusive esta”.
Bernard Shaw


“A toda acción corresponde una reacción igual en magnitud y dirección, pero de sentido opuesto”.
Sir Isaac Newton


El equilibrio, desde siempre, ha dado sentido a las contrapartes, puesto que nuestra óptica, y entiéndase por óptica a toda percepción sensorial, sólo nos aporta información por contraste.
La limitación a toda definición esta impuesta por la imposibilidad de transmitir un conocimiento sin hacer referencia a otro, la reciprocidad de los hechos hacen carentes de significado a definiciones de complementarios.
La inevitable relación íntima de los opuestos hace que los mismos se potencien mutuamente.
Sea tal vez la pareja perfecta, en esta compulsa, la que forman el amor y el odio. Su ligadura íntima permite y favorece al hecho de su proporcionalidad, haciendo referencia esta a inconmensurables aspectos.
Ambos son perfectos, y no es la ambición del ser erradicar al odio, pues sin este el amor se desvanecería.
Nótese que uno de estos no puede definirse como la ausencia del otro, pues por el contrario, la definición, y es más, la existencia de estos, depende de la supervivencia de ambos, y se avala aquí la relación proporcional, siendo esta de índole directa, ya que cuando se acrecienta uno, también lo hace el otro.
Y el privilegiado que ha conocido a la vida (y vive), que comprende y acepta la inexorabilidad de la muerte, por ser esta de carácter erradicable, formando una metáfora, un paralelismo perfecto, con el caso anterior, ya que, solo queda, como método único, para desmerecer, para desvalorizar a la muerte, enaltecer la vida.
Entiéndase entonces, que es de carácter trascendente, saber valorar el amor, es este, fuente única de razón.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Comprensión

La percepción de todo escrito se plasma de formas distintas, dependiendo del lector.
Esto se debe a incontables variables, que enriquecen o empobrece la lectura.
Una de estas, en la cual quisiera hacer hincapié, es un hecho que pudiera tal vez pasarse por alto, pero que juega un rol importante en toda lectura.
Consideremos este escrito en particular, en este preciso instante, ¿Cómo se refleja esta lectura en nuestro cerebro?, es decir, ¿Qué voz interna imaginamos al leer?, ¿Acaso la lectura no es un susurro interior?, ¿Es nuestra propia voz la que oímos?, ¿Es una voz amorfa, indescriptible? Y si conociésemos la voz del escritor, ¿Seria su voz la que nos susurra íntimamente?
Y el que ha nacido privado de oír y fue impedido de conocer cualquier acto sonoro, ¿Cuál es la representación de su lectura?
Al infinito se reproduce la lectura, agudizando el oído carente de representación física, en el oyente y en el sordo, buscando el sonido interior.

jueves, 30 de agosto de 2007

Sentíres

Revuelvo íntimamente, en cada recóndito lugar de mi espacioso cerebro, y en la amplitud del mismo, busco un vestigio del tesoro tan preciado.
Concentrado tal como un excelso budista, comienzo a dilucidar la idea buscada.
Es una mirada introspectiva, autocrítica, y juzgadora.
Momentáneamente lo que me circunda se convierte en superfluo, y de esa manera queda expuesto el pensamiento buscado, allí aparece entonces la tirana vergüenza, cobardemente escondida, detrás de pensamientos que complotados con ella y con mi subconsciente, luchan por encubrirla.
Allí se encuentra la bastarda, que fue bastarda desde el preciso momento de nacer, pues no hay padre alguno que tenga la gallardía de reconocerla.
Pienso en esa vergüenza entonces, y la traigo al presente, reconstruyo la escena; es clara, nitidita, fresca, vigente, es sencillamente auténtica.
Revivo esa situación entonces, en una perfecta simulación cerebral; mi humanidad comienza a manifestar físicamente la vergüenza rememorada, el frío corre por los huesos, mis ojos se desvían cobardemente, buscando el reconfortante espacio alejado de la realidad, mis manos cubren instintivamente mi rostro, cómplices de unos ojos que ya no saben qué hacer para no ver, la sensación de humillación se revitaliza, se hace fuerte, la vergüenza se apodera completamente de mi ser, las lagrimas corren por mis mejillas y la agitación del corazón simula la verborragia de un interlocutor apasionado.
Como la réplica de un sismo ejecutado por la decisión de un déspota Dios, mi vitalidad se desvanece, carezco ya de fuerzas, pues ya no existe lugar donde sentarme a retozar.
Me encuentro en el medio de un desierto, rodeado de médanos de arena, los cuales se aventuran en vuelos facilitados por el viento, y no importa la cantidad de los mismos, sino la cantidad de granos de arena, los cuales no son infinitos, y eso es lo que me atormenta, la problemática de negarme a ceder al facilismo de considerarlos incontables, mas no es así, pues por el contrario, los mismos pueden ser enumerados, y siento que mi tarea es esa, y que va a llevarme toda la vida.
Es aquí cuando la vergüenza comienza a abrumarme, y caigo rendido.
La incomodidad que produce, anula mi motricidad, y me asemeja a un convaleciente.
Hace aquí el optimismo su ingreso triunfal, poniéndose de manifiesto, y legitimando a la vez, que las vivencias traumáticas, las vergonzosas y humillantes son las que me han hecho comprender cada acto erróneo de mi actuar, pues son ellas las responsables de mi fortaleza, y no las causales de mis debilidades, y el optimismo deja de ser, para dar lugar a la razón, y esta ahora la que dictamina, que no hay hombre que haya vivido, sin haber incurrido en el error vergonzante.

domingo, 29 de abril de 2007

Evolución

Quienes comulgan cualquier religión aseveran que Dios es la solución; la falta de objetividad les ha impedido razonar.
Dios no ha creado al hombre, pues por el contrario, el hombre lo ha creado a Él.
La santa escritura no son más que relatos creados por seres de igual condición física y terrenal que la nuestra.
Si Dios existiese dichas escrituras se contradecirían, pues Él jamás se arrodillaría para susurrar a nuestros oídos sus lineamientos ideológicos, su propia omnipotencia no se lo permitiría.
A través de los tiempos ha surgido la necesidad en todo ser racional de encontrar la respuesta a preguntas existenciales.
Confucio dijo, condición necesaria para llamarse problema, es que el mismo posea solución.
La incapacidad de encontrar las respuestas de la forma empírica mediante la cual el hombre ha desarrollado toda tecnología, atribuyó lo inexplicable a un ser supremo.
En nombre del mismo se han llevado a cabo atrocidades de magnitudes increíbles, extraña en este punto es la religión de cualquier índole, pues mientras que predican que somos la creación de Dios, siendo este magnánimo, no toleran la posibilidad que la existencia del mismo sea la causante de las atrocidades cometidas, aún más, sostienen lo contrario, que es el hombre quién no sabe comprender el accionar Divino.
Este objeto abstracto infunde sentimientos contrarios; amor y odio.
Quita el objetivo central de toda discusión, pues esta ya no es más el cómo mejorar, sino de quien ha sido la culpa.
Quieren comulgar la paz con violencia física y mental.
Mas no es por razón de la fuerza, sino a fuerza de razón; todo acto debería ser mesurado.
Quienes se encargaron de manipular la Fe de los seres, de exterminar indiscriminadamente a todo aquel que tenía una creencia distinta, a quien lucía distinto, a quien sentía de forma diferente, hasta quien se expresaba de una manera distinta, son los responsables de todo mal.
Estas palabras no escapan a la definición que las mismas promueven, la realidad es una sola, los puntos de visión, infinitos.